•Elisa•
Elisa se despertó después de tener una pesadilla, era un día lluvioso en pleno otoño. Volteó a ver a su costado pensando encontrarse con su esposo, pero solo encontró una nota que decía que iba regresar tarde a casa.
Elisa últimamente no la estaba pasando bien, ella sentía que su esposo la estaba engañando, pero no tenía pruebas. Lo único que sabía era que su esposo estaba trabajando hasta muy tarde, pero eso era extraño.
Había dejado de llover, así que decidió salir a caminar. Se perdió entre las pequeñas calles adoquinadas y los edificios de estilo clásico, que la hacían pensar que estaba en París. Finalmente llegó a un parque en el que no había estado antes pero que reconoció ya que estaba cerca de la oficina de su esposo. Decidió sentarse un rato a mirar a las personas pasar y luego iría a la oficina a sorprenderlo.
Pero algo sucedió.
Al momento de levantarse de aquella banca en la que había estado notó un pequeño sobre blanco. La curiosidad hizo que lo recogiera. Lo abrió y al ver lo que tenía dentro se llevó una gran sorpresa, era una cheque y una nota.
Un cheque de 700,000 dólares, que para la sorpresa de Elisa, era proveniente de la cuenta bancaria que compartia con su esposo, pero eso no era lo único. El cheque tenía el nombre de su mejor amiga y junto a el una nota que decía “para siempre.”
Elisa reconoció la letra, era de su esposo. Su esposo la estaba engañando con su mejor amiga.
Elisa llena de furia decidió ir a la oficina en la ambos que trabajaban. Al ver a su esposo, Elisa estaba tan nublada por la furia que agarró el abrecartas de plata que le había regalado por su tercer aniversario y se lo clavó en el estómago y lo vio desangrarse.
Al ver cuerpo de su esposo en el suelo, se desesperó, no sabía que hacer.
Volvió a casa, se dio un baño para tratar de calmarse, pero sabía que en cualquier momento encontrarian a su esposo muerto.
Con cada minuto que pasaba la culpa la consumía. Se sentó en el escritorio de su casa, empezó a escribir una carta en la que explicaba lo que había sucedido y finalmente la culpa la consumió y se suicidó.
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